El Museo de la Anunciada recuerda que el pueblo de Saint-Tropez fue uno de los centros más activos de la vanguardia pictórica a principios del siglo XX, gracias a Paul Signac quien descubrió en 1892, a bordo de su yate Olympia, el pequeño puerto pesquero. Seducido por el país, Signac compró una casa transformándola en su taller, La Hune (la cofa), donde invitó a numerosos pintores : Cross,Luce Rysselberg, Matisse, Marquet,Camoin, Bonnard, Roussel, Denis. Las colecciones presentadas, escalonadas entre 1890 y 1950, son sorprendentes tanto por su calidad como por su homogeneidad. El conjunto de los artistas expuestos fundaron su trabajo a partir de una reflexión sobre el color, quedándose fieles a la figuración. Este conjunto consta de pinturas de primer orden, pertenecientes principalmente a los movimientos puntillista, nabí y fauvista. Prueba del papel histórico desempeñado por Saint-Tropez en el arte del siglo XX y resultado de la pasión de un hombre,Goerges Grammont que ha dado toda su coleccion. El Museo de la Anunciada decidió permanecer un museo vivo al proponer, cada verano, una exposición a sus visitantes, junto a otras manifestaciones en Navidad o Semana Santa.