Desde 1933, el museo de Orange se ubica en un palacete del siglo XVII, donde el visitante descubre los temas que recuerdan el pasado local de la ciudad. Las colecciones arqueológicas proceden de las multiples excavaciones de Orange : junto a objetos de la vida cotidiana, la pieza más interesante consta de tres catastros grabados en mármol por orden del emperador Vespasiano que revelan la organización territorial de la colonia antigua. Numerosos fragmentos arquitectónicos y estatuarios proceden del decorado del muro de escena del teatro, entre los que destaca un conjunto excepcional de frisos. De la Edad Media al siglo XVII, se recuerda el pasado del principado de Orange estrechamente ligado a la familia real de los Países Bajos. Cinco pinturas representando la vida de una fábrica de indianas en el siglo XVII fueron encargadas en 1764 por los hermanos Wetter, dueños de la fábrica, a G. M. Rossetti y adornaban el salón de su morada. El siglo XIX se ilustra con grabados en los cuales se ven la excavación y la restauración del teatro y del arco y con la colección Gasparin, familia de Orange a la cual pertenecieron varios hombres políticos. Una colección ofrecida en 1940 por intermedio de Daladier reune las obras de dos artistas ingleses : Franck Brangwyn (1867-1956) y Albert de Belleroche (1864-1944).
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